lunes, 2 de agosto de 2021

5to..A y B. PRÁCTICAS DEL LENGUAJE. Srta.Lorena, Roxana y Rita.




 ACTIVIDADES DE PRÁCTICAS DEL LENGUAJE 5º AY B  

FECHA: 02/08/2021 

 

♥HOLA CHICOS DE QUINTO ♥ 

 

¡¡¡Nos reencontramos para seguir aprendiendo!!! 


RECOMENDACIONES PARA REALIZAR LA ACTIVIDAD: 

♥ RECORDÁ COLOCAR TÍTULO, FECHA Y TU NOMBRE EN CADA HOJA. 

♥ ESCRIBÍ AZUL O NEGRA. 

♥ SI DUDAS DE CÓMO SE ESCRIBE UNA PALABRA, BUSCA EN EL DICCIONARIO. 

♥ REVISA CADA PALABRA Y LOS SIGNOS DE PUNTUACIÓN. 

 

 

En las próximas semanas te vamos a invitar a leer dos cuentos en los que se piden tres deseos: “Los deseos ridículos” y “El herrero y el diablo”. 

En esta oportunidad, vamos a leer “Los deseos ridículos”, de Charles Perrault. 

Cuentos populares con tres deseos. 

♥ Antes de la lectura responde: ¿Quién no ha pedido alguna vez un deseo? Si pudieras pedir tres deseos, ¿qué pedirías?... 



“LOS DESEOS RIDÍCULOS” Charles Perrault. 


En lo profundo de lo profundo del bosque, en una casita tan destartalada que a duras penas lograba sostenerse en pie, vivía un pobre leñador con su mujer. Cada día se levantaba al alba y trabajaba sin descanso hasta el atardecer recogiendo leña, la que cambiaba en el pueblo por un poco de harina, de sal o de legumbres. Por las noches las cigarras rodeaban la casa y canturreaban sus historias antiguas, mientras que adentro ardía un fuego bueno y la sopa olía a hierbas recién cortadas.  

 

El leñador y su mujer, sin embargo, no eran felices (o a lo mejor lo eran y no se daban cuenta). En lugar de contentarse con lo que era, añoraban lo que no era, soñando con una vida menos esforzada. Y como el tiempo fue pasando sin que la fortuna golpeara a la puerta, los sueños se les llenaron de rezongos. 






— Y yo... si tan solo pudiera alguna vez vestirme como viste la marquesa y pasearme por el pueblo con aires de gran señora -suspiraba la mujer. Y así pasaban sus días -y sus noches- deseando y deseando en vano, pues su pobreza seguía tan flaca como siempre. Cierto día en que regresaba a su casa resoplando bajo el peso de un enorme atado de leña, el leñador tropezó y cayó de bruces en el suelo. Sintiéndose entonces el ser más desdichado de la faz de la Tierra, comenzó a quejarse amargamente a los Cielos. 

— Heme aquí tirado, el más desgraciado de los hombres. No sé quiénes serán los que gobiernan mi fortuna, pero sin duda se trata de seres que carecen de corazón. ¡No se han dignado a concederme tan siquiera el más insignificante de los muchos deseos que les he pedido en todos estos años! 

En ese momento, el cielo se cubrió de nubarrones tan espesos que la noche cayó sobre el bosque. 

 

— ¡Sólo esto me faltaba! Va a llover y yo en el medio del bosque -continuó lamentándose el leñador. 

El leñador, aturdido, no podía creer a sus ojos (ni a sus oídos). Una nube bajó y bajó, y cuando estuvo tan cerca de él que podía tocar las pequeñas gotas que la formaban, salió de ella un hombre muy alto de túnica blanca y con el ceño visiblemente fruncido. Llevaba en sus manos un rayo resplandeciente. 

Habrán de saber que por aquel bosque aún merodeaban los dioses antiguos, aquellos que la gente había olvidado hacía largo tiempo, y que el enigmático aparecido no era otro que el mismísimo Júpiter, el más poderoso de todos ellos, que había decidido descender del Olimpo para acallar las quejas que no lo dejaban dormir. 

— ¡Te quejas con tanta fuerza que es imposible pegar un ojo! ¡Deja ya de lamentarte, buen hombre, y dime de una buena vez qué es lo que deseas! –dijo el desconocido estregándose los ojos. 

— Na... nada deseo, señor, nada. Ni rayos ni truenos ni nada de lo que usted tiene para ofrecer -contestó el leñador tartamudeando por el susto. 

— Deja de temblar y presta atención. Yo soy Júpiter, señor del Cielo y de la Tierra, y he venido a aliviar tus penas. Es por eso que voy a concederte los tres primeros deseos que formules. 

— ¿En verdad tienes ese poder? 

— Ese, y muchos más. No olvides mis palabras: los tres primeros deseos que pronuncies con verdadero fervor se cumplirán de inmediato, sean los que fueren. Pero no expreses tus deseos a la ligera. Regresa a tu casa y piénsalos bien, pues no te daré sino tres, y tu felicidad depende de ellos. Verás que no resulta fácil escoger un deseo cuando se sabe que se va a cumplir. 

Pronunciadas estas palabras, Júpiter desapareció en su nube, y el día volvió a ser claro y brillante. 


Luego lectura de la responde: 

1- ¿Dónde y con quién vivía el leñador? 

2- ¿Crees que eran felices?, ¿por qué? 

3- ¿Quién aparece detrás de una nube?, ¿Qué le dice al leñador? 

4- ¿Qué deseos creen ustedes que pedirá el leñador?