PRÁCTICAS DEL LENGUAJE
Srta
.Roxana. Año:
5to.A y B
Fecha 14/09/20
Actividades para esta
semana.
*Leer atentamente el cuento.
*Recuerden
colocar el título, la fecha y el nombre en cada hoja.
*Escribir
con lapicera azul o negra, con letra clara.
*Si
tienen alguna duda sobre cómo se escribe una palabra, busquen en el
diccionario.
*Revisa cada palabra y los signos de puntuación.
Esta semana vamos a conocer otra
historia que forma parte de los Cuentos de la selva, de Horacio Quiroga.
En este caso, vamos a leer el cuento “La
abeja haragana”.
* PARA COMENZAR, LES PEDIMOS QUE LEAN UN FRAGMENTO DEL COMIENZO DEL
CUENTO, QUE LES PRESENTAMOS A CONTINUACIÓN. PUEDEN HACERLO SOLAS Y SOLOS O PEDIRLE
A ALGUIEN QUE LAS Y LOS ACOMPAÑE EN
LA LECTURA.
La abeja haragana
Había una vez en una colmena
una abeja que no quería trabajar, es decir, recorría los árboles uno por uno
para tomar el jugo de las flores; pero en vez de conservarlo para convertirlo en
miel, se lo tomaba del todo.
Era, pues, una abeja haragana.
Todas las mañanas, apenas el sol calentaba el aire, la abejita se asomaba a la
puerta de la colmena, veía que hacía buen tiempo, se peinaba con las patas, como
hacen las moscas, y echaba entonces a volar, muy contenta del lindo día.
Zumbaba muerta de gusto de flor en flor, entraba en la colmena, volvía a salir,
y así se lo pasaba todo el día mientras las otras abejas se mataban trabajando
para llenar la colmena de miel, porque la miel es el alimento de las abejas
recién nacidas.
Como las abejas son muy
serias, comenzaron a disgustarse con el proceder de la hermana haragana. En la
puerta de las colmenas hay siempre unas cuantas abejas que están de guardia para
cuidar que no entren bichos. […] Un día, pues, detuvieron a la abeja haragana
cuando iba a entrar, diciéndole:
—Compañera: es necesario que
trabajes, porque todas las abejas debemos trabajar. […] Esla primera
advertencia que te hacemos.
Y diciendo así la dejaron
pasar.
Pero la abeja haragana no se corregía. […]
—Hoy es 19 de abril. Pues
bien: trata de que mañana, 20, hayas traído una gota siquiera de miel. Y ahora,
pasa.
Y diciendo esto, se apartaron
para dejarla entrar.
Pero el 20 de abril pasó en
vano como todos los demás. Con la diferencia de que al caer el sol el tiempo se
descompuso y comenzó a soplar un viento frío.
La abejita haragana voló
apresurada hacia su colmena, pensando en lo calentito que estaría allá dentro.
Pero cuando quiso entrar, las abejas que estaban de guardia se lo impidieron.
[...]
— ¡Ay, mi Dios! —clamó la
desamparada—. Va a llover, y me voy a morir de frío. […]
—No, no morirás. Aprenderás en
una sola noche lo que es el descanso ganado con el trabajo.
Vete.
Y la echaron.
Entonces, temblando de frío,
con las alas mojadas y tropezando, la abeja se arrastró, se arrastró hasta que
de pronto rodó por un agujero […]. Al fin llegó al fondo, y se halló
bruscamente ante una víbora, una culebra verde de lomo color ladrillo […].
— ¿Qué tal, abejita? No has de
ser muy trabajadora para estar aquí a estas horas.
—Es cierto —murmuró la
abejita—. No trabajo, y yo tengo la culpa.
—Siendo así —agregó la
culebra, burlona—, voy a quitar del mundo a un mal bicho
Como tú. Te voy a comer, abeja.
La abeja, temblando, exclamó
entonces:
— ¡No es justo eso, no es
justo! No es justo que usted me coma porque es más fuerte que yo. […] Usted
hace eso porque es menos inteligente que yo.
— ¿Yo menos inteligente que
tú, mocosa? —se rió la culebra.
—Así es —afirmó la abeja.
—Pues bien —dijo la culebra—,
vamos a verlo. Vamos a hacer dos pruebas. La que haga la prueba más rara, ésa
gana. Si gano yo, te cómo.
— ¿Y si gano yo? —preguntó la
abejita.
—Si ganas tú —repuso su
enemiga—, tienes el derecho de pasar la noche aquí, hasta que sea de día. ¿Te
conviene?
—Aceptado —contestó la abeja.
La culebra se echó a reír de
nuevo, porque se le había ocurrido una cosa que jamás podría hacer una abeja. Y
he aquí lo que hizo: Salió un instante afuera, tan velozmente que la abeja no
tuvo tiempo de nada. Y volvió trayendo una cápsula de semillas de eucalipto, de
un eucalipto que estaba al lado de la colmena y que le daba sombra. Los
muchachos hacen bailar como trompos esas cápsulas, y les llaman trompitos de
eucalipto.
—Esto es lo que voy a hacer
—dijo la culebra—. ¡Fíjate bien, atención!
Y arrollando vivamente la cola
alrededor del trompito como un piolín la desenvolvió a toda velocidad, con
tanta rapidez que el trompito quedó bailando y zumbando como un loco. […]
La abeja dijo:
—Esa prueba es muy linda, y yo
nunca podré hacer eso.
—Entonces, te como —exclamó la
culebra.
— ¡Un momento! Yo no puedo
hacer eso; pero hago una cosa que nadie hace: desaparecer.
[…]El caso es que mientras el
trompito bailaba, la abeja había tenido tiempo de examinar la caverna y había
visto una plantita que crecía allí. Era un arbustillo, casi un yuyito, con
grandes hojas del tamaño de una moneda de dos centavos. La abeja se arrimó a la
plantita, teniendo cuidado de no tocarla, y dijo así:
—Ahora me toca a mí, señora
Culebra. Me va a hacer el favor de darse vuelta, y contar hasta tres. Cuando
diga “tres”, búsqueme por todas partes, ¡ya no estaré más!
Y así pasó, en efecto. La
culebra dijo rápidamente: “uno…, dos…, tres”, y se volvió y abrió la boca cuán grande era, de sorpresa: allí no había nadie.
Miró arriba, abajo, a todos lados, recorrió los rincones, la plantita, tanteó
todo con la lengua. Inútil: la abeja había desaparecido. [...]
— ¡Bueno! — Exclamó por fin—. Me doy por vencida. ¿Dónde estás?
[...]
—Aquí —respondió la abejita,
apareciendo súbitamente de entre una hoja cerrada de la plantita.
ACTIVIDAD:
1. Ahora vuelvan a leer en voz alta los diálogos que aparecen en este
fragmento. Tengan en cuenta las emociones de los personajes para darles la
entonación que corresponda. Pueden invitar a alguien de su familia para que lea
con ustedes y repartirse los personajes14
2. ¿Qué opinan ustedes? ¿Tienen razón las abejas de la colmena o
deberían dejar que su compañera siga sin trabajar?
3. ¿A qué otra historia que
compartimos les hace acordar este cuento? Anoten las respuestas a estas
preguntas en sus carpetas
4. ¿Qué piensan? ¿Por qué cuando la víbora buscó por todos lados, incluso en la plantita, no vio a la abeja?¿Cómo habrá logrado desaparecer?